Hace aproximadamente 17 años que no se registraba una tasa de informalidad asalariada tan alta en Argentina. El registro actual es del 43,2%. Si bien constituye un fenómeno estructural, es importante destacar que afecta de manera diferenciada a las mujeres trabajadoras. Cuando hablamos de la informalidad, ponemos de manifiesto que se registran ausencia de derechos laborales y de protección social. Esta situación consolida las brechas de género en el acceso al empleo de calidad, la distribución del tiempo y el ejercicio de la autonomía económica.
Desigualdades estructurales y género
Las estadísticas demuestran que las mujeres se insertan en el mercado de trabajo en condiciones de mayor vulnerabilidad. Esta situación se ha analizado en diferentes estudios realizados por el Observatorio, que dan cuenta de causas tales como ladivisión sexual del trabajo, la socialización diferenciada por sexo, la sobre carga de las tareas domésticas y de cuidado. Sumado todo esto al déficit en las políticas integrales de cuidado. Por estas razones, la informalidad se convierte para las mujeres en una estrategia de supervivencia ante la imposibilidad de compatibilizar empleo formal con responsabilidades domésticas y familiares, lo que refuerza los roles de género tradicionales.
Principales efectos sobre las mujeres trabajadoras:
La situación de toda trabadora informal implica falta de cobertura de salud, aportes previsionales, aguinaldo, licencias, entre otras precarizaciones de las trabajadoras. Este escenario también impacta negativamente en el acceso a la jubilación contributiva y las expone a una mayor inseguridad económica durante la vejez. La informalidad femenina se traduce, en consecuencia, en una feminización de la pobreza estructural.
En todos los casos, los empleos informales presentan ingresos significativamente más bajos además de las precarias condiciones y el escaso reconocimiento laboral. En promedio, las mujeres informales perciben entre 30% y 40% menos ingresos que los varones del mismo sector, lo que profundiza la brecha salarial de género. A partir de datos de 2024-2025 disponibles, la afirmación es válida en cuanto estimación aproximada para Argentina, particularmente para mujeres en empleo asalariado informal no registrado.
El trabajo doméstico, el cuidado, el comercio minorista y la economía popular concentran gran parte del empleo femenino informal. Estos sectores, históricamente subvalorados, presentan baja productividad, alta rotación y mínima sindicalización.
La ausencia de contratos formales excluye a las mujeres del acceso a licencias por maternidad, vacaciones, aguinaldo o indemnización, y debilita sus posibilidades de denuncia frente a situaciones de acoso o violencia laboral.
Las condiciones de informalidad femenina repercuten directamente en los hogares, donde muchas mujeres son jefas o sostenes principales. La inestabilidad de ingresos y la falta de cobertura social afectan las trayectorias educativas, nutricionales y de salud de sus hijas e hijos, reproduciendo el círculo de desigualdad.
Conclusión
La informalidad laboral no es un fenómeno neutro: afecta de manera desproporcionada a las mujeres, perpetuando la precariedad, la desigualdad de ingresos y la dependencia económica. Avanzar hacia la igualdad sustantiva en el mundo del trabajo requiere de políticas públicas que reconozcan el valor económico y social del trabajo femenino, tanto remunerado como no remunerado, y garanticen condiciones dignas y equitativas de empleo.
Fuente: Este trabajo se basa en información de octubre de 2025, con la utilización de datos del INDEC,
OIT y elaboración propia del Observatorio de Género e Igualdad de Oportunidades dependiente de la
Secretaría de Investigación y Extensión de la UCH